Si bien el embarazo es una etapa llena de emoción y alegría para la mamá, es posible que los cambios físicos, psicológicos y factores externos generen estrés, lo que puede tener consecuencias en la gestación.
El doctor Rodrigo Sáez, ginecólogo de Clínica Alemana, explica que “el estrés se puede definir como un proceso en el que las exigencias del ambiente sobrepasan las capacidades adaptativas, y que resultan en cambios psicológicos y biológicos que ponen a la persona en riesgo de enfermarse”.
Sin embargo, destaca que estos problemas no surgen por cualquier estrés, dependen de la naturaleza por la que se produzca (muerte o enfermedad seria de un familiar cercano), la duración del estímulo, el momento del embarazo, el estado psicológico previo de la mujer (ansiedad, depresión previa). Por último, el ambiente social de la embarazada también puede actuar positiva o negativamente: nivel social, educacional, el apoyo familiar y/o laboral.
El Colegio Americano de Ginecólogos y Obstetras ha desarrollado una encuesta de tres preguntas que permite evaluar el nivel de estrés de las pacientes.
No se debe olvidar que las mujeres sometidas a estrés intenso durante el embarazo, y en particular aquellas con patologías del embarazo como las descritas: parto prematuro, hipertensión del embarazo y con recién nacidos de bajo peso están expuestas a un mayor riesgo de depresión postparto. En estos casos la sospecha clínica, la detección y tratamiento precoz son fundamentales para el éxito de la lactancia y desarrollo neuropsicológico de los hijos.