
El origen de los cuadros alérgicos no responde a una sustancia particular, sino que a la predisposición genética que puede tener cada individuo frente a ella. Por ejemplo, una persona sensible al polen, al inhalarlo, desarrollará una rinitis alérgica, cuadro caracterizado por picazón, ojos llorosos y estornudos; en cambio, la rinitis vasomotora no es una condición alérgica y es desencadenada por cambios de temperatura.
Asimismo, el organismo puede reaccionar frente a agentes farmacológicos y químicos:
Por ingesta de medicamentos: el consumo de múltiples fármacos es común sobre los 60 años y puede traducirse en un cuadro de urticaria (ronchas y picazón).
Por contacto con sustancias químicas: el uso inadecuado de cosméticos, detergentes y tinturas para el cabello, por ejemplo, pueden provocar una dermatitis alérgica (enrojecimiento, picazón y descamación cutánea).
Principales síntomas:
1. Picazón y congestión nasal
2. Estornudos
3. Descarga nasal acuosa
4. Picazón ocular o lagrimeo
5. Ronchas (rash cutáneo)
6. Sensación de pecho apretado
7. Hinchazón de rostro, labios o párpados.
Consejo del experto:
La doctora Ana María Agar, inmunóloga de Clínica Alemana, sugiere:
- Conocer el alérgeno que desencadena las alergias a través de un test cutáneo y evitar el contacto con él.
- Usar lentes de cualquier tipo al estar fuera de la casa para evitar el compromiso ocular (conjuntivitis alérgica).
- Utilizar el sistema de recirculación de aire en el auto y evitar viajar con las ventanas abiertas, para impedir el ingreso de pólenes.
- Lavar la ropa con detergentes hipoalergénicos.
- Usar telas naturales como lino o algodón, ya que ayudan a que la piel respire de manera adecuada.
- Hidratar y lubricar la piel, ya que la sequedad provoca picazón, la que lleva al rasquido y este, a su vez, daña la dermis.