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Consejos para los amantes de la nieve
Entre otras cosas, no hay que olvidar proteger la piel y los ojos de los rayos ultravioletas y tomar las medidas necesarias para evitar lesiones deportivas.


Por María Eliana Thomas P.
Periodista de Clínica Alemana

En estas fechas los deportes blancos se convierten en un atractivo panorama, especialmente para quienes planean las vacaciones de invierno. Disfrutar de las alternativas recreativas que ofrece la cordillera puede ser un efectivo antídoto para el estrés y una gran oportunidad de descansar y compartir con la familia y amigos. Sin embargo, es conveniente tomar algunas precauciones para que esta experiencia no se convierta en un mal recuerdo.

Cuidar la piel
Las quemaduras en la piel son una de las lesiones más habituales en quienes esquían o practican snowboard, y muchas veces pueden ser graves.

La nieve es una superficie reflexiva que amplifica la radiación solar, pudiendo reflejar en la piel más de la mitad de los rayos solares. Además, a mayor altitud, hay menos atmósfera para absorber los rayos ultravioletas (UV) y éstos impactan la superficie con mayor intensidad. Por lo tanto, en estas zonas, estar a la sombra no garantiza protección.

Por eso es tan importante proteger aquellas áreas que quedan más expuestas, como el rostro, con un factor mayor de 50, en el caso de pieles claras, y sobre 30 para las más oscuras. Es importante la reaplicación cada dos o tres horas.

Ojos protegidos
Los ojos son también frecuentes víctimas de la radiación ultravioleta en la cordillera. Quienes practican esquí, snowboard y alpinismo están más expuestos a sufrir lesiones corneales conocidas como queratitis actínica, cuyos síntomas -que aparecen unas horas después de la exposición- son dolor y enrojecimiento ocular, además de la sensación de que hay un cuerpo extraño en el ojo.

La exposición repetida a esta luz también puede causar lesiones en el cristalino (cataratas) y en la retina (maculopatías). Esto depende de la dosis de radiación ultravioleta acumulada a lo largo de la vida.

Una de las mejores formas de prevenir esto es utilizando anteojos con filtro UV diseñados especialmente para actividades en la nieve, ya que en la nieve los lentes de sol tradicionales no protegen al ojo de los rayos que se filtran por la separación que queda entre la mejilla y el lente. Por eso se aconseja usar anteojos curvos que cubran el ojo completamente.