Fecha de publicación: 10/10/14 , Por CN=Acevedo R. Josefina,OU=Área no ADM,OU=Relaciones Públicas,OU=CAS,dc=alemana,dc=cl , Periodista de Clínica Alemana

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La salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, es capaz de trabajar de forma productiva y fructífera, además de ser capaz de hacer una contribución a su comunidad, según lo define la Organización Mundial de la Salud. Justamente esta entidad internacional impulsa, cada 10 de octubre, el Día Mundial de la Salud Mental, cuyo objetivo es aumentar la conciencia en torno a este tema. El lema de este año es “Vivir con esquizofrenia”, y busca promover la vida saludable de quienes padecen esta enfermedad. La esquizofrenia, que afecta a cerca de 24 millones de personas en el mundo según cifras de la OMS, es un desorden mental severo caracterizado por alteraciones en el pensamiento, lenguaje, percepción y sentido de sí mismo. Generalmente, comienza en la adolescencia tardía o adultez temprana y se manifiestan experiencias psicóticas, como voces o delirios. Es un trastorno que tiene tratamiento, el cual es más eficaz en etapas iniciales de la enfermedad. El manejo farmacológico apunta, especialmente, a mejorar la calidad de vida de los pacientes, con el fin de que se integren de la mejor manera a la sociedad, ya que este trastorno no tiene cura. Respecto del diagnóstico de la esquizofrenia, se debe estar atento a ciertos síntomas, como un cambio brusco en la conducta de un adolescente que, por ejemplo, antes era comunicativo y alegre y ahora está especialmente retraído, se encierra en su pieza, no cuida su higiene o su imagen se empieza a deteriorar. Ante esto, no hay que alarmarse, ya que puede tratarse de una depresión u otro trastorno del ánimo, comunes a esta edad, pero es importante consultar y tener un diagnóstico médico. Este artículo se realizó con la colaboración del doctor Alfredo Hettich, psiquiatra de Clínica Alemana Temuco.